Arquetipo del viaje del héroe en El asno de oro y El cuento del Grial
El viaje del héroe nos presenta el arquetipo del homo viator tópico que es entendido como un proceso de aprendizaje, abordando experiencias que implican error, sufrimiento y búsqueda, y que ha sido reproducido de diversas maneras a lo largo de la historia de la tradición literaria occidental.
Como señala Villegas Bedoya, «el homo viator es uno de los tópicos literarios medievales más recurrentes y omnipresentes en textos de toda índole» (2015: 170). Este
motivo, que también aparece bajo el nombre de viaje del héroe, es entendido como un proceso de aprendizaje, abordando experiencias que implican error, sufrimiento y búsqueda, y ha sido reproducido de diversas maneras a lo largo de la historia de la tradición literaria occidental. En este sentido, en el presente trabajo se analizará cómo El cuento del Grial, del Chrétien de Troyes y El asno de oro, de Apuleyo, utilizan este tópico para construir la historia de sus protagonistas.
Asimismo, la necesidad del trabajo radica en averiguar cómo un mismo motivo puede ser representado en dos tradiciones culturales tan distintas, como son la romana —más filosófica y pagana—, y la medieval —profundamente cristiana. Además, el objetivo principal es comparar de qué manera es tratado el arquetipo en ambas obras, examinando los elementos narrativos, simbólicos y filosóficos que los articulan; mientras que los objetivos secundarios se pueden sintetizar en: discernir qué etapas y figuras de las que habla Joseph Campbell son utilizadas, y averiguar cómo se traspasa el arquetipo de la tradición romana a la tradición medieval.
De esta forma, en el primer capítulo se hará un breve resumen de las obras, para ponerlas en contexto, y se explicará a qué período pertenecen, para dar paso a una explicación del concepto del viaje del héroe. En este segundo capítulo se tratará el origen del motivo literario, y todas las etapas que, según Joseph Campbell, puede tener. Por lo tanto, el objetivo de este capítulo es ubicar las fases del viaje del héroe, y hacer una especie de índice que guíe el análisis.
A continuación se hará la comparación entre los dos personajes, la cual se articulará en tres períodos: el inicio, el aprendizaje y el final del camino. De esta manera, a partir de un enfoque comparatista, se analizará cómo el error inicial, la figura del guía, la experiencia del sufrimiento y el retorno final configuran las dos estructuras de aprendizaje.
Por último, se explicará la relación entre ambas obras, aludiendo al diferente trato que debe tener el arquetipo en las distintas épocas literarias, históricas y sociales a las que pertenecen.
Resumen contextual de las obras
El asno de oro, también conocido como Las metamorfosis, es una novela escrita en el siglo II d.C por Apuleyo, un escritor, filósofo y poeta romano de gran reconocimiento. Esta obra, de la que se considera deudoras a obras picarescas posteriores como el Lazarillo de Tormes (Mascarell, 2011: 271), narra las aventuras de Lucio Apuleyo, cuyo nombre toma del propio autor1. Este es un joven obsesionado con la magia que, a causa de un error, se ve transformado en asno. De esta forma, a lo largo de la obra se nos muestran las desgracias a las que se ve sometido el joven, a causa de su condición animal, y las dificultades que se le presentan para su reconversión a humano. Finalmente, el protagonista, con la ayuda de Isis, logra recuperar su aspecto natural, y comienza a dedicar su vida al culto de esta diosa y de su marido, Osiris.
Asimismo, cabe señalar que El asno de oro fue escrita durante el alto Imperio Romano, concretamente en la época de los Antoninos. Esta fue una época de gran sincretismo cultural, debido al vasto imperio que ostentaba Roma, y que incluía Grecia, Egipto, Asia Menor o Hispania, por lo que se favorecía al cruce de creencias y filosofías del Mediterráneo. Igualmente, Apuleyo era un filósofo platónico2, y es en esta obra donde se percibe claramente la idea de la dualidad entre cuerpo y alma. Además, el propio autor incluye a Sócrates, maestro de Platón, entre los personajes de la obra. Por último, es importante mencionar que a finales del siglo I y durante el siglo II, las religiones mistéricas orientales, que proponían ritos secretos de iniciación, purificación y salvación del alma, se difundieron por todo el imperio, de ahí la relación del protagonista con los dioses Isis y Osiris (Campos Méndez, 2004).
Por su parte, El cuento del Grial, también conocido como Perceval, fue escrito por el Chrétien de Troyes hacia 1180, y se considera el relato que inicia la tradición de la materia caballeresca. De esta forma, la narración se enfoca en Perceval, un joven galés que decide abandonar a su madre para unirse a unos caballeros y armarse en la corte del rey Arturo. Un día presencia un misterioso banquete, pero por su ignorancia no pregunta sobre el Grial ni su significado. Debido a este error, Perceval inicia un largo viaje de autoconocimiento y redención. Tras años de sufrimiento y reflexión, finalmente comprende la importancia del Grial, pero la obra queda inconclusa, a causa de la muerte de su autor, dejando abierta la posibilidad de que Perceval se convierta en su guardián.
Asimismo, la literatura artúrica tiene sus raíces en las leyendas célticas y bretonas, las cuales narran las hazañas de los caballeros de la Mesa Redonda y su rey, Arturo, quien se presenta como un líder sabio y justo. Sin embargo, fue en la Edad Media, especialmente en el siglo XII, cuando estas historias se consolidaron, especialmente en Francia, gracias a escritores como Chrétien de Troyes. Igualmente, este autor fue uno de los primeros en incorporar el Grial en su obra, aunque en su versión no se define claramente qué es. Chrétien conecta la figura del caballero con una búsqueda espiritual, donde el heroísmo físico se fusiona con el desafío moral y la madurez espiritual. Además, también es importante la visión cristiana del mundo que se tenía en la Edad Media, tomando el Grial como símbolo cristiano y viendo a los caballeros como servidores de Dios.
El concepto del viaje del héroe
El viaje del héroe es un concepto desarrollado por Joseph Campbell en su libro El hombre de las mil caras (1949), donde explica que este viaje debe constar de diecisiete etapas, aunque Campbell no dice en ningún momento que el viaje del héroe deba incluir todas ellas, ya que «la característica principal del monomito es su flexibilidad, aunque esta flexibilidad —y aquí está la clave de la cuestión—, en ningún momento altera su estructura básica» (Chamorro Ramos, 2016-2017:12). Asimismo, estas fases se pueden agrupar en tres únicos pasos: la salida, la iniciación y el retorno.
La salida está compuesta por la “llamada a la aventura”, es decir, una irrupción en la vida cotidiana del héroe que lo invita a aceptar algún tipo de desafío; el “rechazo de la llamada”; el “encuentro con el mentor”; el “cruce del primer umbral”, o el momento en el que el héroe entra en un mundo desconocido, dejando atrás su entorno familiar; y el “vientre de la ballena”, que representa la muerte simbólica del yo anterior y la inmersión en lo desconocido.
La iniciación está compuesta por “el camino de las pruebas”, donde enfrenta desafíos, enemigos y pruebas que forjan su carácter; el “encuentro con la diosa”, donde conoce a una figura que encarna lo femenino sagrado o el amor ideal; “la mujer como tentación”, donde el héroe debe resistir tentaciones que lo desvían de su misión; la “expiación con el padre”; el “apoteosis”, en el momento en que el héroe comprende su poder, y este descubrimiento es la clave de su éxito final; y “la bendición final”, es decir, cuando el héroe consigue el objeto sagrado, conocimiento o poder que transformará su mundo.
El retorno está compuesto por “la negativa al retorno”; “el vuelo mágico”, donde escapa con el don o elixir, a veces con ayuda sobrenatural; el “rescate desde el exterior”, en el que otros intervienen para traer al héroe de vuelta; el “cruce del umbral de regreso”, cuando regresa al mundo ordinario, ya transformado; el “maestro de dos mundos”, donde aprende a vivir con equilibrio entre el mundo ordinario y el extraordinario; y la “libertad para vivir”, que significa que el héroe ha superado el miedo a la muerte y vive con plenitud, en armonía consigo mismo y con su entorno. De esta forma, utilizando como base estas diecisiete fases —que, como se ha dicho, no tienen que estar todas presentes en las dos obras—, a lo largo del siguiente capítulo se analizará cómo El asno de oro y El cuento del Grial utilizan la misma estructura de viaje del héroe.
Comparación del recorrido vital
Tanto El asno de oro como El cuento del Grial presentan un esquema narrativo que se articula en torno a un recorrido vital protagonizado por figuras cuya transformación interna constituye el eje de la acción, representando «un despertar del yo, un símbolo del viaje del héroe hacia su propia interioridad cuyo objetivo es el crecimiento y la comprensión de su propio ser» (Chamorro Ramos, 2016-2017: 13). Aunque distantes en tiempo, género y tradición cultural, ambas obras pueden analizarse a la luz del modelo del viaje del héroe, tal como fue formulado por Joseph Campbell. Este modelo, basado en una estructura arquetípica de partida, prueba y retorno, permite establecer paralelismos profundos entre la evolución espiritual de Perceval y la experiencia de Lucio. Ambos personajes inician su camino desde una condición de ignorancia o inmadurez, marcada por la ingenuidad, el deseo o la falta de guía moral. La estructura narrativa, en cada caso, los expone a un proceso de desestructuración del yo inicial a través de pruebas simbólicas que les confrontan con el sufrimiento, el error o la culpa. A través de estos episodios de aprendizaje, tanto Perceval como Lucio alcanzan una forma de revelación interior que les permite acceder a un conocimiento más profundo de sí mismos y del mundo que los rodea. En última instancia, el retorno no se presenta únicamente como un regreso al punto de partida, sino como una maduración del individuo transformado, capaz ahora de asumir un rol nuevo y trascendente en su entorno.
A partir de esta perspectiva estructural y simbólica, los siguientes apartados analizarán comparativamente las tres fases fundamentales del viaje vital en ambos relatos: la salida, que marca la ruptura con el mundo familiar; la iniciación, que comprende el tránsito por experiencias de prueba y revelación; y el retorno, entendido como restauración de la identidad en una forma renovada y espiritualmente elevada.
Salida: ignorancia y deseo
Tanto El asno de oro de Apuleyo como El cuento del Grial de Chrétien de Troyes presentan a sus protagonistas —Lucio y Perceval— iniciando el viaje desde un mismo punto de partida: la ignorancia y el deseo. En relación a este aspecto, Campbell señala que «la meta del mito es despejar la necesidad de esa ignorancia de la vida efectuando una reconciliación de la conciencia del individuo con la voluntad universal» (1959: 218). Estos dos motores no sólo impulsan sus primeras decisiones, sino que también delinean, desde el inicio, la trayectoria de sus transformaciones. La ignorancia actúa como el estado inicial, casi natural; y el deseo, como fuerza que los empuja hacia lo desconocido, ya que, como explica Otto Rank, la partida del héroe está impulsada por el «anhelo de descubrir el propósito de su existencia, de trascender las limitaciones impuestas por la realidad cotidiana y alcanzar las alturas de lo sublime» (2024: 4)
Lucio aparece ante el lector como un joven curioso, y desde las primeras páginas lo impulsa una fascinación desmedida por la magia. Se nos dice que es un hombre instruido, y, de hecho, no es un ignorante en términos generales, pero su desconocimiento es otro: no entiende las fuerzas que ansía dominar. En este caso, el protagonista pretende controlar lo incontrolable, y su deseo es temerario, ya que busca acceder, sin preparación, a poderes que sobrepasan los límites de lo humano. El deseo lo ciega y lo domina, empujándolo a la transformación en asno.
De esta forma, Lucio ve cómo Pánfila se convierte en ave usando un ungüento mágico. Fascinado, no puede resistirse, y la quiere imitar, pero se equivoca: en vez de convertirse en pájaro —símbolo de libertad y ligereza—, se convierte en el emblema de la torpeza y el sufrimiento. Por lo tanto, se puede decir que su ignorancia radica en un exceso de confianza ante lo desconocido, y en sentirse atraído por la magia y no por el conocimiento.
Perceval, por su parte, es presentado como un joven completamente ajeno al mundo caballeresco, «ingenuo y lamentablemente ignorante»3 (Tan, 2014: 129), y José Manuel Losada lo define como la representación de la búsqueda iniciática caballeresca (2022: 667). Ha crecido apartado, en el bosque, bajo la vigilancia protectora de su madre. Ella quiso mantenerlo a salvo de los peligros que conlleva ser caballero, y por culpa de aislarlo del mundo, Perceval no sabe nada del exterior. En este sentido, confunde a los caballeros con ángeles o dioses, y, aunque no los entiende, los admira, surgiendo en él el deseo de querer ser como ellos. Sin embargo, este deseo es tan superficial como el de Lucio, ya que no tiene ni idea de lo que implica ser caballero, y lo tendrá que aprender.
Las diferencias en la representación de la ignorancia de los dos personajes nos muestran las muy distintas tradiciones literarias a las que pertenecen. Como hemos visto, el objetivo de Apuleyo era escribir una obra filosófica, de ahí que cambiara el final. Por lo tanto, dado el platonismo que profiere, es lógico que represente la ignorancia como esa atracción de Lucio hacia la magia y las artes místicas, en vez de por la literatura y el conocimiento. En cambio, la ignorancia del protagonista de El cuento del Grial puede ser una mucho más cristiana, en el sentido de que él falla en numerosas ocasiones y siempre tiene oportunidad de ser perdonado y rehacerse de sus errores.
Asimismo, la “llamada a la aventura” de Perceval se produce en el momento en el que se encuentra con los caballeros. No obstante, se demuestra que no está preparado para ser caballero al no preguntar el significado de los tres objetos que ve en el castillo del Grial,4 lo cual demuestra su profunda ignorancia, ya que Perceval no sabe mirar ni entender aquello que se le presenta. En su caso, la ignorancia es también una ceguera, es decir, una incapacidad de ver más allá de lo inmediato. Por parte de Lucio, esa “llamada a la aventura” es, en cierto modo, un castigo por su ignorancia.5 De esta forma, ambos entran en ese primer umbral de transformación: uno en el aprendizaje de los valores caballerescos y el otro en el cuerpo de un asno. Por lo tanto, empieza a morir el yo anterior de ambos personajes.
En cuanto a la figura de guía de la que habla Campbell, esta se encuentra un poco difusa en El asno de oro, ya que Lucio no tiene ningún mentor, y la única ayuda que recibe es de Sócrates, quien le advierte de los peligros de la magia al comienzo del relato, pero el protagonista hace caso omiso de sus enseñanzas. Al contrario, en El cuento del Grial sí que se percibe un guía claro, ya que el caballero Gornemant de Goort actúa como esa especie de mentor de Perceval al enseñarle las normas básicas de caballería, introducirlo en el uso de las armas y aconsejarle que hable poco, pero finalmente el protagonista realiza el recorrido solo, aunque siempre teniendo presente sus consejos. Además, hay otras tres personas que ayudan a Perceval a tomar conciencia de la gravedad moral de sus actos y de su propia pecaminosidad, que son su prima, la Dama Horrible y el ermitaño: «cada uno de estos encuentros cumple una función pedagógica, aumentan su percepción de su propia culpa y despiertan en él el deseo de redimirse». (Tan, 2014: 130)
Iniciación: aprendizaje y transformación
En las narrativas en las que aparece este viaje del héroe, el momento clave suele ser el punto de la historia en el que el protagonista sufre la transformación, iniciando, de esta forma, su aprendizaje. Es en este momento donde «una vez atravesado el umbral, el héroe se mueve en un paisaje de sueño poblado de formas curiosamente fluidas y ambiguas, en donde debe pasar por una serie de pruebas» (Campbell, 1959: 94). Según Campbell, el conjunto de estas pruebas son un «proceso de disolución, de trascendencia o de transmutación de las imágenes infantiles de nuestro pasado personal» (1959: 97), y no sólo miden las capacidades físicas del héroe, sino también las psicológicas (Salazar Zaragoza, 2019: 20).
En el caso de Lucio, la primera transformación es física, ya que se convierte en asno. Como se dijo previamente, esta metamorfosis no es un castigo cualquiera, ya que representa una caída a la condición más baja del ser humano. Es decir, es un viaje hacia la animalidad y hacia la servidumbre ya que, además, el asno era el animal que trabajaba para el hombre. De esta forma, su transformación se convierte en una experiencia propia del dolor, la humillación y la impotencia, puesto que Lucio es maltratado por amos crueles, obligado a soportar abusos, duros trabajos y condiciones de vida miserables: «ahora el asno viaja forzado, y como el pícaro en nuestras novelas picarescas, irá pasando de un amo a otro, testigo paciente de la crueldad brutal y de la necedad de sus dueños, perseguido por la Fortuna, que bien es cierto nunca le abandona, como demuestra el hecho de que pese a estar condenado a una muerte segura varias veces, siempre consigue escapar a ella.» (López Fonseca, 2006: 82)
Sin embargo, la principal transformación ocurre dentro de él, y Lucio empieza a mirar la vida con otros ojos, siendo un testigo del sufrimiento del mundo humano y presenciando la miseria moral de la sociedad romana6, y comienza a despojarse de su anterior arrogancia para valorar la humildad. De todas formas, su aprendizaje no consiste solamente en desear volver a ser humano, sino que debe merecerlo.
La transformación de Perceval, aunque también es física, resulta distinta a la ya comentada de Apuleyo, ya que continúa siendo un hombre, pero se convierte en caballero. Sin embargo, las pruebas que tiene que enfrentar no son unos sufrimientos propiamente dichos, como le ocurre a Lucio, sino que se trata de unos desafíos que debe ir superando para poder ser un gran caballero. Asimismo, las pruebas a las que se somete Perceval son, sobre todo, las dos siguientes: en primer lugar, como ya hemos visto, no hace la pregunta del Grial y su silencio impide la curación del rey y la restauración del reino, aunque «el héroe puede llegar a fracasar en alguna de las pruebas, pero en muchas ocasiones tendrá una segunda oportunidad para redimirse y el fracaso será solo una lección» (González Portero, 2019: 26-27). De esta forma, más adelante también recibe una prueba de fe, que hace que olvide rezar y pierda su conexión con Dios durante cinco años, representando un vacío espiritual. Sin embargo, de igual forma, a lo largo de su viaje, Perceval aprende a mirar distinto, y no percibir solamente la superficie. Es por ello que se da cuenta de que se entera de que su madre murió por su culpa, de que debía haber preguntado por el Grial y de que necesita volver a conectarse con Dios, lo que le impulsa a buscar el Grial no por gloria, sino por redención. Por lo tanto, estas revelaciones «no llega(n) de la nada: ha(n) sido preparada(s) por una serie de encuentros anteriores que van mostrando, poco a poco, que Perceval ha fallado en su llamado, y lo preparan para reconocer su pecado como una realidad objetiva, aunque en su momento no tuviera conciencia de ello.» (Tan, 2014: 130)
Otro aspecto fundamental en la comparación es la importancia de la mujer. Al comienzo del relato, Lucio mantiene una relación con Fotis, a pesar de que le advierten de que no le conviene, y es por ella que él se transforma en asno. Es decir, en cierto modo, es una mujer la culpable de su desgracia (dejando a un lado, claro está, su evidente ignorancia). Sin embargo, es gracias a otra mujer como la diosa Isis, representante de la sabiduría divina, la compasión y protección y la redención espiritual, que Lucio puede recuperar su forma humana.
Por su parte, en El cuento del Grial suelen ser las mujeres las que, en cierto modo, educan espiritualmente a Perceval, directa o indirectamente. De esta forma, la muerte de su madre supone un punto inflexivo en su camino, o es la doncella desconsolada quien le reprende por no haber preguntado por el Grial.
En conclusión, aunque sus contextos son distintos —el mundo romano, pagano y mágico; el universo cristiano y caballeresco—, ambos relatos nos muestran que el verdadero enemigo del protagonista no está fuera, sino dentro de ellos mismos, y se manifiesta en forma de ignorancia, ego o soberbia.
Retorno: iluminación y salvación
Según Chamorro Ramos, en esta etapa «el héroe regresa con los conocimientos (elixir) obtenidos para restaurar el orden» (2016-2017: 20). De esta forma, la importancia radica en el concepto de “restaurar el orden”, porque el cometido del héroe no es adquirir sabiduría, sino «ayudar a liberar a otros del pecado, una vez que el pecador haya sido él mismo liberado» (Tan, 2012: 134).
En este sentido, se puede percibir claramente cómo Lucio realiza perfectamente este retorno del héroe, ya que, como consigue recuperar su forma humana gracias a Isis, se vuelve devoto de ella y de Osiris, y predica con sus palabras. De hecho, la propia Isis se le aparece en sueños y le comenta el plan de salvación para cuando recupere la forma humana (Campos Méndez, 2004: 42). Asimismo, El asno de oro concluye con el propio Lucio declarando que
Osiris (...) tuvo por bien de hablarme mansamente, mandándome que sin alguna tardanza tomase cargo de patrocinar y ayudar en las causas y pleitos de los que poco pueden, y no temiese las envidias y murmuraciones de los que mal me querían, las cuales allí se cansaban y divulgaban por la doctrina y trabajo de mi estudio, y no solamente su gran majestad tenía por bien que yo fuese ayuntado en la compañía de los sacerdotes, mas que fuese uno de los principales entre los decuriones que de cinco en cinco años se elegían. Finalmente, que yo, trayendo mi cabeza rasa de cada parte, según la ceremonia e institución del antiguo colegio que se instituyó en los tiempos de Sila, me ejercitaba y servía mis oficios y cargos, perseverando en ellos con mucho placer y alegría. (Apuleyo, 1920: 203)
Por lo tanto, en este final se puede ver cómo Lucio realiza ese retorno al que alude Joseph Campbell, convirtiéndose en el héroe completo. De esta forma, el final del camino representa el momento de la culminación espiritual, la recompensa alcanzada tras una larga secuencia de pruebas físicas, morales y emocionales. En este punto del relato, el protagonista ha dejado atrás la ignorancia y la superficialidad, ha sufrido la transformación interior, y está listo para recibir el fruto último del aprendizaje: la iluminación, es decir, la comprensión del sentido profundo de su experiencia; y la salvación, entendida como restauración de su condición o integración a una realidad más elevada. Y ahora el trabajo de Lucio es guiar a otros ignorantes para que puedan enderezar su camino. Resulta curioso el hecho de que Apuleyo modifica completamente el final de la obra que, como se mencionó al comienzo del trabajo, está imitando. De esta forma, abandona el final burlesco original y lo sustituye por un elogio elevado a los misterios de Isis y Osiris, dándole peso a lo que de otro modo habría sido considerado una obra completamente trivial (Perry, 1926: 244-245).
Por otro lado, El cuento del grial presenta una estructura narrativa que se encamina hacia esa misma meta, pero se interrumpe antes de alcanzarla, ya que, al morir el Chrétien de Troyes, la obra queda inconclusa. Sin embargo, entre las múltiples continuaciones que se han escrito, podemos destacar la tercera, de Manessier, ya que es la que más se adapta al viaje del héroe que estamos trabajando. Según este final, Perceval se convertiría en rey del castillo del Grial y posteriormente se retiraría a una ermita.
De esta forma, podemos ver que Perceval acaba por ser un gran caballero y es capaz de ser el rey del castillo donde cometió uno de sus grandes errores. El retiro permite establecer un claro paralelismo con el texto de Apuleyo, y es que, en este caso, Perceval también se distanciaría de la vida en sociedad para darse a la reflexión.
Relación entre los dos arquetipos
Como ya hemos visto, ambos textos están separados por unos diez siglos de diferencia, por lo que resulta interesante estudiar la manera en la que el Chrétien de Troyas trabaja un arquetipo que, ni mucho menos, tiene su origen en El asno de oro.
El arquetipo de viaje del héroe típico de la tradición romana se podría decir que sería el del héroe mítico que tiene que superar adversidades para regresar a casa, como es el caso de Eneas en La Eneida, quien está profundamente influido por la tradición griega de, por ejemplo, Ulises en La Odisea. Por lo tanto, atendiendo a esta tradición, resulta extraño que Apuleyo elija como héroe a una persona que es opuesta a estos que acabamos de mencionar. En este sentido, Lucio nunca es mostrado como alguien guapo, fuerte ni victorioso, sino que, por el contrario, es un desgraciado que se ve convertido en asno. Esto se explica con el platonismo al que ya se ha comentado que estaba adscrito el autor, que, junto con el cambio de final, hace que podamos afirmar que su voluntad era la de escribir una obra filosófica, mostrando perfectamente esa distinción platónica de cuerpo y alma.
Por parte de El cuento del Grial, se puede decir que, en cierto modo, adapta ese arquetipo clásico del viaje del héroe, ya que la Antigüedad supuso una fuente inagotable para el medievo, pero siempre cristianizándolo7 (Fernández, 1994: 13). Por lo tanto, en Perceval sí que se percibe una influencia más clara de Ulises o Eneas que en Lucio, ya que, al fin y al cabo, es un caballero medieval, es decir, alguien que tiene que combatir para sobrevivir, como le sucedió a Ulises en la Guerra de Troya. Sin embargo, el Chrétien de Troyes le imprime esa cristianización tan común de la Edad Media.
Las razones de por qué estos autores replican roles arquetípicos pueden ser que permiten una conexión inmediata con el espectador, quien reconoce los modelos inconscientemente8; los arquetipos proporcionan una estructura de base sobre la cual los escritores pueden desarrollar sus matices; o permiten explorar temas universales, lo que le da profundidad simbólica a la historia.
Conclusiones
A lo largo del presente trabajo se ha analizado cómo un mismo arquetipo como es el del viaje del héroe puede ser tratado, con sus diferencias y sus muchas similitudes, en dos contextos históricos, sociales y literarios tan diversos como son el de la Antigua Roma y el de la Edad Media.
De esta forma, podemos ver cómo ambos personajes comienzan su viaje sumidos en la ignorancia, aunque esta se presenta de distinta forma. La de Lucio es representada por la atracción que siente hacia las artes místicas, en vez de hacia el conocimiento. Aquí se puede percibir perfectamente la división que sostiene Platón de las tres partes del cuerpo: cabeza, pecho y vientre. Lucio le hace caso al vientre, que simboliza el deseo, y tiene que aprender, mediante su transformación en asno, a utilizar la cabeza, que simboliza la razón.
Por su parte, el personaje de Perceval está algo más alejado de estas ideas filosóficas, y más próximo al arquetipo griego de Ulises. En una época repleta de guerras, donde los caballeros son admirados, tiene todo el sentido del mundo que el Chrétien de Troyes decida que la transformación de ignorante a caballero sabio de su protagonista sea llevada a cabo en el contexto caballeresco. Asimismo, se ve claramente la influencia del cristianismo en el simbolismo del propio Grial, el arrepentimiento de Perceval, y el constante perdón y redención.
Igualmente, se puede suponer un final similar en ambas obras. En El asno de oro Lucio recupera la forma humana gracias a la diosa Isis, y se dedica a su culto retirado del mundo. En el caso de Perceval, no se puede saber cómo el Chrétien terminaría la historia, pero la tercera continuación de Manessier puede servir para establecer un perfecto paralelismo entre las dos obras, ya que, como se comentó, concluye la historia con el protagonista se convertiría en el rey del castillo y posteriormente se retiraría a una ermita.
Bibliografía
Apuleyo, Lucio (1920). El asno de oro. Madrid: Colección Universal. Disponible en: https://www.mercaba.es/roma/metamorfosis_de_apuleyo.pdf [Consulta: 26-05-2025].
Campbell, Joseph (1959). El héroe de las mil caras. México: Fondo de Cultura Económica. Disponible en: https://evolucionartecoach.com/wp-content/uploads/2020/05/el-heroe-de-las-mil-caras.pdf [Consulta: 26-05- 2025].
Campos Méndez, Israel (2004). «La aparición de los misterios mitraicos en el marco religioso del imperio romano». Vector plus: miscelánea científico - cultural (24), pp. 33-44. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1975598 [Consulta: 26-05-2025].
Chamorro Ramos, Adrià (2017). El viaje del héroe campbelliano. Continuidad y ruptura del monomito en la fantasía épica contemporánea [Trabajo Final de Grado]. Universitat Pompeu Fabra, Barcelona. Disponible en: https://repositori.upf.edu/items/5a26be39-2b0a-4d25-adee-1cb74c8030fd [Consulta: 26-05-2025].
de Troyes, Chrétien (2018). El cuento del Grial. España: Alianza Editorial.
Fernández, Etelvina (1994). «Héroes y arquetipos en la iconografía medieval». Cuadernos del CEMYR 1994(1), pp. 13-52. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=187461 [Consulta: 26-05-2025].
Gómez, Alba (2015). «De El asno de oro de Apuleyo al Para algunos de Matías de los Reyes: cotejo de una metamorfosis». Cuadernos de Aleph 2015(7), pp. 53-78. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5549712 [Consulta: 26-05-2025].
González Portero, José (2019). El viaje de Chihiro y el viaje del héroe: La tesis de Campbell aplicada al héroe japonés contemporáneo [Trabajo de Fin de Grado]. Universidad Pontifica Comillas, Madrid. Disponible en: https://repositorio.comillas.edu/xmlui/handle/11531/31596 [Consulta: 26-05-2025].
López Fonseca, Antonio (2006). «El viaje en la novela latina: El Satiricón de Petronio y El asno de oro de Apuleyo». Revista de Filología Románica 2006 (anejo IV), pp. 77- 84. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/27591955_El_viaje_en_la_novela_latina_El_Satiricon_de_Petronio_y_El_asno_de_oro_de_Apuleyo [Consulta: 26-05-2025].
Losada, José Manuel (2022). Mitocrítica cultural: Una definición del mito. España: Akal.
Mascarell, Purificació (2011). «Lazarillos y metamorfosis. Estudio de las relaciones entre El asno de oro, el Lazarilo de Tormes y su Segunda parte». Lemir 15(2011), pp.271-284. Disponible en: https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/33188827/14_Mascarell_Puri-libre.pdf?1394538677=&response-content- disposition=inline%3B+filename%3DLazarillos_y_metamorfosis_Estudio_de_las.pdf&Expires=1748263084&Signature=XVlbPncs301F98lw39YdVHFuesSB8R6q4FNNd69EFzOxwWhhV8GViXrk6Vhh6LZMc8Wn0eQGwy1X17as99-ejBL0Un4aacWa4V~5OuQ4~-j8s-kcOW6JwuppxLhQkqnhKuCDtK~pMmFsE2oyE4OgFhpmsiCG7q6ZUrVUGmCETEcQBkZdjyvb2VUme7l5jZcw3~KIfhQn62EjfrNKH~zG8Kpv4d4E1oJNKIOiya9FBtDUJxwBWHJ~4CSa4O4uQCZTKItxiw-0y3XNhzmgKKiNcTZ~63HmfBQB2p~25IaBo25Z2lwQS-qlDX5Nhu7nh23mCXg6GsZQ6maEa6qAlxaY9Q__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA [Consulta: 26/05/2025]
Nenandic, Roxana (2007). «Di que fui yo quien te lo dijo : la presencia de Apuleyo en su "Vita Platonis"». Latomus 66(4), 942-958. Disponible en: http://www.jstor.org/stable/41545806 [Consulta: 26/05/2025]
Perry, Ben Edwin (1926). «An Interpretation of Apuleius' Metamorphoses». Transactions and Proceedings of the American Philological Association 57(1926), pp. 238-260. Disponible en https://www.jstor.org/stable/282773? seq=1 [Consulta: 26-05-2025].
Rank, Otto (2024). El mito del nacimiento del héroe. J.O.P. Disponible en: https://www.google.es/books/edition/El_Mito_del_Nacimiento_del_H%C3%A9roe/vLb3EAAAQBAJ?hl=es&gbpv=0&kptab=overview [Consulta: 26- 05-2025].
Salazar Zaragoza, Misraim Abdiel (2019). El viaje del mentor: la búsqueda del nuevo camino [Tesis de licenciatura]. Universidad Autónoma Metropolitana, Ciudad de México. Disponible en: https://repositorio.xoc.uam.mx/jspui/bitstream/123456789/24853/1/50440.pdf. [Consulta: 26-05-2025].
Tan, Sylvester George (2014). «Perceval's Unknown Sin: Narrative Theology in Chrétien's Story of the Grail». Arthuriana, FALL 24(3), pp. 129-157. Disponible en: https://es.scribd.com/document/490850222/Perceval-s- Unknown-Sin-Narrative-Theology-in-Chretien-s-Story-of-the-Grail-Sylvester-George-Tan [Consulta: 26-05-2025].
Villegas Bedoya, Simón Andrés (2015). «El viaje del héroe en el Libro del caballero Zifar: el caso de Zifar y Roboán». Letras 2015, enero-junio (71), pp. 169-180. Disponible en: https://erevistas.uca.edu.ar/index.php/LET/article/view/1762 [Consulta: 26-05-2025].
1 Sin embargo, como señala Antonio López Fonseca, «algunos rasgos del protagonista convienen a Apuleyo, pero de ahí a decir que se trate de una autobiografía hay un trecho» (2006: 82), aunque también hay quien afirma que el contenido es tomado, esencialmente, de una novela griega llamada Las Metamorfosis, escrita un siglo antes por Lucio de Patras (Gómez, 2015: 54-55).
2 «La adhesión de Apuleyo al platonismo es una cuestión tan conocida como estudiada. Por un lado, el pensamiento de Platón (...), trabajado por el propio Apuleyo en numerosas ocasiones (...) representa no solo el contenido de muchos de sus textos de asunto filosófico, sino también un aparato reconocible en su obra retórica y literaria» (Nenandic, 2007: 924).
3 Traducción personal, como todas las citas de este artículo.
4 En el momento en que sucede esta escena, Perceval ya había sido armado caballero, por lo que, a diferencia de lo que ocurre con Lucio, primero sufre la “transformación” y posteriormente se demuestra que no es válido para ser caballero y debe instruirse.
5 Igualmente, la ignorancia y los errores que los protagonistas cometen no deben ser vistos como grandes agravios, sino como algo completamente natural: «En una historia de formación, uno esperaría que el protagonista cometa errores y aprenda a través de ellos, con correcciones constantes». (Tan, 2014: 130)
6 Es testigo de traiciones conyugales, fraudes religiosos, robos violentos, actos de crueldad entre campesinos, etc.
7 Podemos ver que, mientras que en El asno de oro se adoran a dioses paganos, como Isis y Osiris; Perceval está íntimamente vinculado al cristianismo.
8 Esto sucede específicamente con el arquetipo del viaje del héroe, el cual es definido por Otto Rank como un «relato ancestral que ha tejido su narrativa en las fibras más profundas de nuestra psique colectiva» (2024: 3).
